Últimos artículos

Listado de artículos

dilluns, 21 de novembre 2022 10:45

Contingut amb l'etiqueta envejecimiento

Elimina

.

Getafe Ciudad Amigable con las Personas Mayores: una experiencia de participación ciudadana
02 - 03 - 2021

Getafe Ciudad Amigable con las Personas Mayores: una experiencia de participación ciudadana

CARMEN VERA LUQUE | DIRECTORA DE LA CASA DE LAS PERSONAS MAYORES DEL AYUNTAMIENTO DE GETAFE El impulso para que la ciudad de Getafe solicitara la adhesión a la Red Mundial de Ciudades Amigables surge, en un primer momento, del interés de las personas mayores y es bien recibida por el ayuntamiento, al creer que Getafe debe ser una ciudad participativa, donde las opiniones de sus habitantes se recojan y se tengan en cuenta. Getafe Ciudad Amigable con las Personas Mayores tiene, desde su inicio, un grupo promotor que ha participado en la planificación de todas las actividades realizadas. Está formado por personas mayores pertenecientes a diversas asociaciones sociales y por representantes de algunos grupos políticos que forman parte Consejo Sectorial de Personas Mayores del municipio. Getafe es una ciudad fuertemente comprometida con las personas mayores. Fruto de este interés, el gobierno de la ciudad apoyó la propuesta del Consejo Sectorial y el Pleno del Ayuntamiento de Getafe acordó por unanimidad unirse a la Red Mundial de Ciudades Amigables con las Personas Mayores, elevando esta propuesta a la Organización Mundial de la Salud. Getafe es miembro de esta Red desde abril de 2018. ALGUNOS DATOS GEOGRÁFICOS Y DE POBLACIÓN Getafe es un municipio español situado en la zona sur de la Comunidad de Madrid. Es una de las ciudades más industrializadas del área metropolitana, dedicada principalmente a la industria aeronáutica. La ciudad se sitúa a 15 km al sur del centro de Madrid en una zona llana de la Meseta Central perteneciente a la cuenca del río Manzanares. Esta situación ha propiciado un gran desarrollo industrial a lo largo del siglo XX aumentando la población hasta los 191.330 habitantes (Padrón 2020). Algunos centros importantes de la localidad son: la base aérea militar, una de las más antiguas del país; el Cerro de los Ángeles, tradicionalmente considerado el centro geográfico de la península ibérica; y la Universidad Carlos III, cuyo rectorado se halla en la ciudad. Getafe tiene una superficie de 78,74 Km cuadrados, un perímetro de 46,5 km y una forma alargada de oeste a este. La parte más oriental del municipio está dentro del parque regional del Sureste del río Manzanares. Un rasgo característico de Getafe es la heterogeneidad urbanística, de vivienda y población en sus distintos barrios, así como de problemáticas, condiciones de vida y necesidades de actuación. Un ejemplo es la diferente distribución de la población mayor de 65 años por barrios. Las zonas históricas y del primer ensanche concentran la mayor proporción de personas mayores, por encima del 20%. El barrio de San Isidro es el más envejecido, con una población de mayores de 65 años cercana al 25%. En cambio, los nuevos desarrollos acogen una población más joven, con proporciones de envejecimiento en torno al 10%. En conjunto, el envejecimiento de Getafe es mayor que en la Comunidad de Madrid, si bien un poco menor al promedio de España. En Getafe existe una elevada esperanza de vida al nacimiento, con una media de 84,3 años, según refleja el estudio de indicadores urbanos del Instituto Nacional de Estadística de 2020, que ubica a la ciudad en el puesto número 12 de grandes municipios españoles con mayor esperanza de vida. METODOLOGÍA EMPLEADA EN EL DIAGNÓSTICO DE NECESIDADES En el año 2018 se avanzó rápidamente en la difusión del proyecto y en el inicio del diagnóstico de amigabilidad de la ciudad, realizándose dos jornadas. I Jornada Getafe Cuidad Amigable con las Personas Mayores Tuvo lugar el 4 de junio de 2018 en la Sala de conferencias de la Antigua Fábrica de Harinas, contó con la asistencia de 107 participantes. La jornada se planteó como una presentación general, un primer contacto con el proyecto de Ciudades Amigables para llamar la atención sobre el proceso a los colectivos, técnicos y población en general. Se invitó a técnicos del Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (Ceapat), organismo dependiente del Instituto de Personas Mayores y Servicios Sociales (Imserso), que impartieron ponencias para explicar el proyecto de Ciudades Amigables y los diferentes aspectos de mejora de la ciudad en cuanto a la accesibilidad de espacios públicos y edificios. II Jornada Getafe Ciudad Amigable con las Personas Mayores: “Ninguna persona mayor sola” Tuvo lugar el 17 de diciembre de 2018 en el aula magna de la Universidad Carlos III, a la que asistieron un total de 203 participantes. El objetivo de la segunda jornada era, por una parte, conocer experiencias de desarrollo del programa en otras Ciudades Amigas de las Personas Mayores y también los programas de actuación en materia de soledad no deseada. Por otro lado, se inició el diagnóstico de amigabilidad de la ciudad siguiendo la metodología marcada por la Organización Mundial de la Salud. En esta parte del diagnóstico participativo se recogieron, por tanto, las opiniones y propuestas de personas mayores, ONG, técnicos y entidades sociales. Grupos Focales Se realizaron 14 grupos focales, 9 compuestos por personas mayores divididas por los barrios de Getafe en los que existe una estructura de participación de personas mayores (clubes de mayores y otras asociaciones). También se realizaron grupos focales de cuidadores de personas mayores dependientes, de técnicos del Ayuntamiento y de la Casa de las Personas Mayores, proveedores de servicios y ONG. La dinamización de los grupos focales se realizó por 8 psicólogos y 1 trabajador social durante un período de cuatro meses (de diciembre del 2018 a marzo del 2019). Las áreas tratadas en los grupos focales fueron las mismas que se recogen en el Protocolo de Vancouver: Espacios al aire libre y edificios Transporte Vivienda Redes y apoyo social Empleo y participación Respeto e inclusión social Comunicación e información Servicios sociales y de salud En total participaron 134 personas mayores en los grupos focales. El participante más joven tenía 57 años y el de mayor edad 91. El porcentaje de participación por sexos fue: 66% mujeres y 34 % hombres. Encuesta Telefónica Además, se realizó una investigación de carácter cuantitativo a través de la metodología de la encuesta. El análisis fue realizado por el Equipo de Investigaciones Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) del 28 de febrero al 12 de marzo de 2019. La encuesta fue administrada por vía telefónica a un total de 400 personas mayores de 60 años, repartidas en cuotas por sexo y edad proporcionales a la población empadronada en el Ayuntamiento de Getafe. Publicación del Diagnóstico de Amigabilidad En marzo de 2020 se publicó el diagnóstico de amigabilidad de Getafe en la página web de la OMS “Age-friendly World”. Siguientes pasos 2021: Elaboración del plan de acción 2021-2024: Implementación del plan de acción La pandemia de Covid-19 supuso un parón en la coordinación del proyecto, que actualmente se ha retomado tras unos meses en los que se han centrado los esfuerzos municipales en atender las necesidades aparecidas en el nuevo contexto sanitario. El siguiente paso para el desarrollo del proyecto consiste en la elaboración de un Plan de amigabilidad de la ciudad que dé respuesta a las necesidades detectadas en el diagnóstico, así como otras provocadas por la nueva coyuntura, donde se recogerán aquellas acciones a poner en marcha. Este plan tiene como objetivo centrar las políticas que en esta materia abordará la ciudad en los próximos 3 años. En el plan, se recogerán los objetivos y líneas de actuación junto con las propuestas de acciones a llevar a cabo y los indicadores de evaluación para medir los resultados. Partiendo de las áreas de mejora detectadas en el diagnóstico se priorizarán por su presencia en los distintos grupos de interés y por su impacto social. Para su elaboración se prevé establecer tres foros de trabajo: Grupo motor: compuesto por personas mayores del municipio y será el mismo que ha participado en toda la fase de diagnóstico. Mesa técnica: estará compuesta por los directores de las áreas municipales implicadas y personas mayores. Comisiones: compuestas por el personal de las áreas municipales implicadas, agentes externos y personas mayores para cada una de las áreas del plan. ¿Qué hemos aprendido? Iniciar un proyecto de estas características puede resultar una tarea compleja para un municipio, pero formar parte de la Red Mundial de Ciudades Amigables con las Personas Mayores merece la pena desde nuestro punto de vista por varias razones: Cien cabezas piensan más que una. La sinergia que se crea gracias al conocimiento acumulado en muchas ciudades permite aprender juntos a hacer las cosas de manera más eficaz, contando siempre con la opinión de las personas mayores, que son la razón de ser de nuestros servicios. Tejer red es ayudarse mutuamente. Tanto el Imserso como los municipios adscritos a la red mundial pueden proporcionar mucha ayuda a las ciudades en el proceso de hacerse más amigables con las personas mayores y servir de modelos para inspirar la mejora continua. Para mejorar hay que repensar la ciudad. Crear grupos de trabajo en los que los técnicos municipales y las personas mayores puedan coordinarse para llevar a cabo un proyecto interdisciplinar es una tarea gratificante y productiva, que les saca de la rutina, desarrolla la creatividad para resolver problemas y facilita la colaboración entre departamentos y agentes sociales. El bienestar de las personas mayores es un objetivo unánime. Es uno de los pocos proyectos en los que resulta posible aunar las opiniones de distintas formaciones sociales y políticas. Además, una ciudad amigable con los mayores se convierte en un beneficio tangible para toda la ciudadanía. Un largo camino empieza con un paso. La tarea de hacer una ciudad amigable es ardua, quizá no termine nunca, pero poco a poco, con cada acción conseguida, será posible convertir a nuestra ciudad en una versión mejorada de sí misma. La red puede ayudarnos a encontrar una hoja de ruta para acercarnos a conseguir la ciudad que sueñan sus ciudadanos. Diagnóstico de Getafe Ciudad Amigable

dilluns, 07 de novembre 2022 12:16

El género como variable estructural que evidencia las desigualdades entre hombres y mujeres en el curso vital, y especialmente en la vejez
06 - 03 - 2020

El género como variable estructural que evidencia las desigualdades entre hombres y mujeres en el curso vital, y especialmente en la vejez

MÓNICA RAMOS | Doctora en Antropología Social de Orientación Pública. Especialista en envejecimiento y género. Socia-Directora del Instituto de formación en Gerontología y Servicios Sociales – INGESS. Profesora Asociada del Departamento de Antropología Social y Psicología Social. Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid Introducción Si quiero ser honesta, el proyecto de ciudades y comunidades amigables con las personas mayores desde el momento en el que se planteó me resultó chocante. Y a día de hoy me sigue pareciendo algo limitado. En mi opinión, sería mejor plantearnos ciudades y comunidades amigables con el proceso de envejecimiento o con el curso vital. Creo que este pequeño cambio visibilizaría de manera más clara que la vejez es solo una etapa más del curso de la vida, y que en cualquier momento de esa trayectoria se pueden experimentar cambios positivos y negativos. Por tanto, que la vejez no es sinónimo de problemas, dependencia, discapacidades o limitaciones. En este sentido, los entornos en los que vivimos deberían ser amigables con todas las etapas de nuestra vida, tratando de ofrecer calidad y calidez a quienes los habitamos, y de la misma manera, nos deberían empoderar para promover nuestra autonomía personal y comunitaria en cualquier momento de nuestro curso vital. Para mí, lo amigable supone tanto la implicación de recursos para la superación de barreras o dificultades, como la promoción de oportunidades y capacidades ciudadanas. Mi posición personal y científica a este respecto, es animar a que las políticas públicas superen cada vez más la institucionalización de la edad como algo cronológico o biológico, porque somos mucho más que la edad objetiva establecida por nuestra fecha de nacimiento. De hecho, resulta interesante observar que se le conceda tanta importancia a la edad, es decir, al hecho de ser “persona mayor”, y en cambio, se incida tan poco en aplicar una perspectiva de género. Así nos podríamos preguntar si los pueblos y ciudades amigables con las personas mayores, lo son en la misma medida, con las mujeres que con los hombres –mayores-. No pongo en duda que en cada proyecto que se ha diseñado para crear una ciudad amigable con las personas mayores, se ha preguntado tanto a hombres como a mujeres cuáles eran sus inquietudes al respecto, pero ¿esa consulta se ha diseñado con una perspectiva de género? O ¿solo se han incluido en el proceso de consulta a hombres y mujeres? Por supuesto, que esto ya es un paso importante, incluir a ambos sexos en la reflexión ciudadana, pero no es suficiente, porque todavía hoy en día existe desigualdad y discriminación hacia las mujeres de todas las edades, y por ello, el género sigue siendo una variable estructural que establece diferencias en el envejecer de hombres y mujeres. Sin un enfoque de género, solo incluimos a personas de ambos sexos en nuestra intervención. Como gerontóloga feminista espero aportar con este artículo una mirada de género que ofrezca algo de luz al respecto. El género y la edad como construcciones socioculturales que establecen desigualdades La idea principal que deseo transmitir es que los sistemas de género convierten las diferencias entre hombres y mujeres en desigualdades que afectan más a las mujeres que a los hombres a lo largo de sus cursos vitales porque implican discriminación (Del Valle, 2013, p.207). Los patrones de género y los roles que han desempeñado las mujeres a lo largo de sus vidas, en sistemas heteropatriarcales como el nuestro, explican gran parte de las carencias que manifiestan muchas de las mujeres mayores de hoy, por lo que condicionan la situación en la que se encuentran en la vejez, y ponen de relieve, todavía en la actualidad, que no es lo mismo envejecer siendo hombre que siendo mujer. Pero no solo el género es una construcción social, sino que también la edad es un concepto construido socioculturalmente en el que se pueden distinguir diferentes dimensiones –cronológica, fisiológica, social, etc.-. Y una de las conclusiones más relevantes, es que la combinación de estas dimensiones de la edad con el género establece un doble rasero para hombres y mujeres, que pone de relieve las carencias y dificultades que experimentan las mujeres en la vejez. En este artículo se abordan algunas de las más destacadas. Por ejemplo, al entrelazar edad cronológica con género, quedan definidas dos discriminaciones: la de ser mayor y la de ser mujer. El mensaje que se transmite a las mujeres mayores en nuestra sociedad es que deben esforzarse por seguir pareciendo jóvenes -ya que la exigencia o prescripción para las mujeres es la de la belleza unida a la juventud-. De ahí la necesidad de utilizar cremas para reducir arrugas, tintes para ocultar las canas, etc. Otro aspecto en el que se pone de relieve el doble estándar del envejecimiento para hombres y mujeres, es la diferente aceptación social de la sexualidad para unos y para otras. Especialmente relevante es la diferente aceptación social que se muestra ante una relación sexual entre un hombre mayor y una mujer joven, que incluso es erotizada en el imaginario heteropatriarcal, mientras que en el caso contrario, entre una mujer mayor y un hombre joven, se tiende a ridiculizar y a poner en cuestión. En este sentido, serían necesarias campañas de sensibilización para romper con esta visión estereotipada de la vejez femenina y promover en los espacios comunitarios un empoderamiento de las mujeres sobre sus cuerpos y su sexualidad. Otro aspecto en el que los patrones y los roles de género son determinantes en la vida de las mujeres mayores de hoy se observa en cómo la multiplicidad de roles y la construcción de su identidad femenina como «seres-para otros» ha incidido en su salud a lo largo de su vida, lo que ha tenido una repercusión negativa en su envejecer. Por ello, a pesar de que disfrutan de una esperanza de vida más elevada que los hombres, también lleva aparejada situaciones de vulnerabilidad (Freixas, Luque y Reina, 2009, p.60), ya que las mujeres tienen que afrontar al envejecer situaciones más complejas que los hombres, (Barrantes, 2006, p.193; Salgado-de Snyder y Wong, 2007, p.516; Ramos, 2010, p.203-204; Ramos, 2012, p.45), debido a que disponen de menores recursos económicos y formativos, a la complejidad que ha tenido su trayectoria laboral, a su mayor nivel de morbilidad y de discapacidad, o a su invisibilidad ante las políticas y administraciones -dada la escasa aplicación de una perspectiva de género en las mismas-. Por otro lado, la mayor esperanza de vida de las mujeres, junto con otra variable de corte social que establecía que la mujer debía ser más joven que el hombre con el que se casaba, ha ocasionado que muchas mujeres mayores en la actualidad tengan más probabilidad de quedarse viudas y vivir solas que los hombres. Hecho que no debe llevarnos de manera automática a pensar que implica una situación problemática, dado que en la vejez las mujeres están más capacitadas para vivir solas que los hombres porque se manejan mejor en las tareas del hogar ya que las han desempeñado a lo largo de sus vidas. Aun así, no deja de tener efectos negativos sobre sus vidas, ya que al quedarse viudas se reducen considerablemente sus ingresos económicos, y pueden emerger sentimientos de soledad que tienen que aprender a gestionar. En este sentido, las administraciones públicas tienen una tarea decisiva si promueven entornos de sociabilidad para las mujeres a medida que envejecen que superen el ámbito de las relaciones familiares. Del mismo modo, otro de los aspectos relacionados con los patrones de género se pone de manifiesto en cómo la discriminación de género sufrida en la infancia emerge en muchas mujeres mayores como uno de los motivos más poderosos que impidió su acceso a la educación. Y cómo imposibilitó que muchas de ellas pudieran seguir trabajando después de casarse. De ahí que las mujeres que consiguieron alcanzar un nivel formativo elevado y se mantuvieron solteras son las que han disfrutado de carreras laborales más parecidas al patrón masculino, lo que les ha permitido disponer de recursos económicos más elevados a lo largo de sus vidas y especialmente en la vejez a través de pensiones de jubilación. En este sentido, es necesario contar con políticas públicas que promuevan la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad para que las mujeres en su proceso de envejecimiento disfruten de los mismos recursos y oportunidades que los hombres. Si seguimos relacionando género y edad, de nuevo emerge otra problemática que afecta más a las mujeres mayores y es que son más vulnerables para sufrir algún tipo de malos tratos, ya que son más proclives a sufrirlos las personas más ancianas y con mayores grados de dependencia, por tanto, las mujeres mayores, -dada su mayor esperanza de vida y la probabilidad de padecer situaciones de dependencia en edades avanzadas-. Tanto en el entorno familiar como en el entorno institucional, puesto que más del 80% de las personas usuarias de estos servicios son mujeres. Además, aunque los malos tratos se acaban expresando en conductas concretas, no podemos olvidar que estos hunden sus raíces en variables estructurales. Se estima, por ejemplo, que en España el 30% de las personas mayores son pobres y un porcentaje parecido se encuentra en el umbral de la pobreza y es sabido, que son las mujeres, con frecuencia viudas las que mayoritariamente subsisten con pensiones de viudedad o asistenciales, en condiciones de precariedad. Esto debe hacernos reflexionar, ya que los escenarios de exclusión se convierten en un caldo de cultivo determinante. Pero además, las mujeres mayores también sufren violencia de género o violencia machista, aunque está mucho más invisibilizada que en otras edades ya que son las mujeres que menos denuncian y las que asumen mayores dosis de desigualdad y subordinación, lo que las predispone a una mayor tolerancia a situaciones de maltrato, al menos, de maltrato psicológico. No podemos olvidar que han aprendido en su socialización que los hombres siempre han tenido el control, el poder y los privilegios que les concede el sistema heteropatriarcal. Y las que se casaron lo hicieron bajo un Código Civil según el cual las mujeres tenían que obedecer a sus maridos. Por ello, es necesario que las administraciones públicas visibilicen la violencia que sufren las mujeres mayores, que realicen campañas de sensibilización y que promuevan medidas encaminadas a ofrecer soluciones reales que las permita salir de relaciones de violencia. Como vemos, el origen de estas carencias específicas de las mujeres mayores de hoy se encuentra en la estructura de los sistemas sociales heteropatriarcales. El patriarcado emerge como el sistema en el que se construyen las identidades de género, lo que permite observar otro fenómeno muy importante: la provisión de cuidados en la familia y su asignación por género a las mujeres como parte de la construcción de su identidad femenina. Está tan esencializada esta función, que incluso el diseño de las políticas sociales de provisión de cuidados ha cuestionado escasamente la posición de la mujer como agente principal de los mismos (Comas, 2014). Sin embargo, desde la década de los años 90 del siglo XX asistimos a una <> debido a la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral. Lo que ha desembocado en que en gran medida las mujeres mayores asumen el apoyo y la provisión de cuidados dentro de la familia extensa. Para ellas es una capacidad socializada a lo largo de sus vidas, ya que muchas han cuidado a sus hijos/as, a sus parejas, y ahora cuidan a sus nietos/as y, en muchas ocasiones, al resto de personas dependientes de la familia: madres-padres, suegros-suegras, hermanos-hermanas, etc. Esta capacidad de las mujeres mayores de estar disponibles para los demás contribuye muy activamente al bienestar de sus familias y al desarrollo socioeconómico de la sociedad en su conjunto. Todavía hoy la tarea y la responsabilidad de los cuidados siguen estando en el centro del análisis del feminismo sobre la construcción de las identidades de género y el diseño de las políticas sociales en los Estados de Bienestar. A pesar de la necesidad de poner en valor la prestación de cuidados que dan las mujeres mayores en sus entornos familiares, es evidente que esta prestación tiene sus costes en la vivencia satisfactoria de su propio envejecimiento, especialmente en la reducción de su tiempo de ocio y en la dificultad de anteponer sus deseos a las necesidades de cuidado que demanda el entorno familiar. Por eso las políticas de conciliación de la vida profesional y familiar en el fondo también son políticas que promueven un envejecimiento activo, ya que liberan a las mujeres mayores de tareas que les implican un trabajo constante en el apoyo y cuidado familiar. Además, se ha comprobado que las mujeres que no tienen la responsabilidad de cuidar de manera intensiva tienen más oportunidades para disfrutar de un proyecto de vida más participativo en la vida comunitaria y en el que específicamente el asociacionismo resulta uno de los mecanismos más potentes de participación. Para muchas mujeres mayores su destreza a la hora de mantener y establecer amistades y vínculos es un resorte ante la adversidad y ofrecen oportunidades más amplias a su proyecto de vida (Sánchez Salgado, 2003). Son una vía para afirmar un sentido de identidad positivo y para desarrollar nuevos roles que trascienden la cotidianeidad de la familia y se amplían al ámbito comunitario. Las redes y amistades ayudan a vivir mejor porque el apoyo y la interrelación aportan satisfacción en la vida, empoderamiento y mejoran la autoestima. Muchas mujeres mayores han hecho inventario de sus vidas y deciden utilizar su tiempo en el desarrollo de nuevas habilidades, aficiones, relaciones y protagonismos sociales en espacios públicos y comunitarios. Supone una nueva realidad en la que reclaman ser beneficiarias de los mismos derechos de los que disfruta el resto de la sociedad: educación, ocio, participación, etc. Por ello, es necesario que el diseño de las ciudades y comunidades amigables con las personas mayores, integren una mirada de género que promueva un mayor protagonismo de las mujeres en su proceso de envejecimiento y facilite canales de participación. Reflexiones finales En definitiva, reconocer que ciertas condiciones negativas afectan por género a las mujeres a lo largo de sus vidas, no debe ocultar al mismo tiempo, la diversidad que existe entre las propias mujeres. Así, frente a las carencias compartidas por las mujeres mayores como resultado de la construcción de su identidad de género, encontramos evidente heterogeneidad como resultado de la diversidad de sus trayectorias personales. Esta heterogeneidad se observa fundamentalmente a través de variables como el estado civil, la clase social y especialmente el nivel de instrucción alcanzado en su juventud, aspectos todo ellos claves que marcan diferencias biográficas importantes a lo largo del curso vital de las mujeres y por tanto en su vejez. Así, al analizar los sistemas de género desde una perspectiva feminista, estos emergen como estructuras de opresión sobre las mujeres, pero al mismo tiempo, como medios que generan estrategias de empoderamiento y de ciudadanía activa, especialmente en la vejez. Por eso es tan importante que el diseño de las ciudades y comunidades amigables se apoye en una perspectiva feminista que permita el protagonismo de las mujeres en todos los entornos. «Envejecer siendo mujer. Dificultades, Oportunidades y Retos», 2017, Prólogo de Virginia Maquieira, Edicions Bellaterra. 8 de marzo, 2020

dilluns, 07 de novembre 2022 12:22

Ayuntamientos rurales de Asturias pioneros de la Amigabilidad con las Personas Mayores
21 - 02 - 2020

Ayuntamientos rurales de Asturias pioneros de la Amigabilidad con las Personas Mayores

ÁNGELES LLANEZA | PEDAGOGA. EQUIPO TERRITORIAL SERVICIOS SOCIALES ÁREA i. PRINCIPADO DE ASTURIAS Contexto rural En el año 2016 desde el Equipo Territorial del Área I Sociosanitaria del Principado de Asturias impulsamos que 12 concejos del ámbito rural del occidente asturiano se incorporaran a la Red Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores aprovechando la participación de las personas mayores de esos concejos en el programa Rompiendo Distancias implantado en el ámbito rural desde el gobierno regional en el año 2000. Estos 12 concejos situados en el occidente asturiano ocupan una superficie de 1.541,5 km2 y cuentan con una población de 24.215 personas, de las que 7.983, el 33 %, es mayor de 65 años con 3.421 hombres y 4.562 mujeres. Las características que definen este territorio son: Orografía montañosa y de difícil acceso Dispersión poblacional Dificultades de comunicación y escasez de servicios Falta de transporte público Bajas perspectivas de empleo Dependencia del sector primario (ganadería y agricultura) Tendencias migratorias al centro de la región de las personas más jóvenes Envejecimiento de la población superior al 30% Soledad y aislamiento de la personas mayores En los dos últimos años a esta iniciativa de la OMS se han unido cuatro ayuntamientos más del área y ya somos 16, de los 17 concejos que la componen, los que formamos parte de la Red de Ciudades y Comunidades amigables con las Personas Mayores de la Organización Mundial de la Salud. Los doce municipios del occidente asturiano que en 2016 se adhirieron inicialmente a esta Red mundial lo hicieron de manera simultánea, y son Valdés, Boal, Illano, Pesoz, Grandas de Salime, Castropol, Vegadeo, Taramundi, San Tirso de Abres, Santa Eulalia de Oscos, San Martín de Oscos y Villanueva de Oscos donde están implantados servicios y actividades que se llevan a cabo desde el programa de envejecimiento activo asentado en el territorio con el Programa Rompiendo Distancias. Este Programa se ha utilizado como paraguas bajo el que se cobija la propuesta del Equipo Territorial de Servicios Sociales del Principado que, una vez conocida la iniciativa de la OMS, consideró que quienes participaban desde hace tantos años en las actividades del Programa Rompiendo Distancias podían ser los mismos equipos y personas que colaboraran en configurar un territorio rural amigable con las personas mayores utilizando el Programa Rompiendo Distancias como canal de participación, trabajando en un proceso de investigación en la acción de recogida de datos y opiniones. Cuando las técnicas municipales responsables de Rompiendo Distancias conocieron la iniciativa de la OMS la consideraron una oportunidad y un impulso para seguir trabajando con las personas mayores y lograr que su entorno les sea cada vez más favorable. Las doce corporaciones municipales apoyaron el proyecto por unanimidad, haciéndolo público en un acto conjunto con la Consejería de Servicios Sociales del Principado en las localidades de Vegadeo y en Gijón, resaltando que era la primera iniciativa de amigabilidad en Asturias y, además, dentro del ámbito rural donde los concejos cuentan con la población más envejecida de toda la Comunidad Autónoma. En el año 2017 la OMS dio el visto bueno a las solicitudes de adhesión de estos 12 concejos, que actualmente están trabajando con los grupos focales de cada municipio para obtener los datos y la información que permitirán al Equipo Territorial de Servicios Sociales realizar el diagnóstico de cada uno de los ayuntamientos, presentarlo a los plenos, enviarlo a la OMS y consensuar la puesta en marcha de las actuaciones para mejorar la amigabilidad en un plan de acción que se llevará a cabo por parte de cada ayuntamiento. ¿Por qué el programa Rompiendo Distancias es la base en la que se apoyan los concejos que se adhieren a la iniciativa de la OMS? Este programa es un proyecto del Principado de Asturias destinado a los concejos de ámbito rural que inicia su andadura en el año 2000, como experiencia piloto que se consolida en 2009, con los objetivos de prestar una atención integral a las personas mayores facilitándoles el acceso a los diferentes recursos de la comunidad y a la participación social con el fin de prevenir el aislamiento y la soledad causadas por la orografía montañosa y por la dispersión poblacional. El programa lleva a cabo una propuesta de intervención flexible a través de servicios adaptados a las carencias y necesidades de las personas mayores, apoyando que se mantengan en el entorno de vida habitual facilitando su participación e integración en la comunidad mediante la planificación de proyectos que comparten tanto las personas mayores como las familias trabajando en colaboración con el movimiento asociativo de personas mayores, muy activo en el territorio. Los principios metodológicos que definen las actividades de este programa son: Descentralización: se realizan en núcleos rurales fuera de la capital de los concejos. Participación: se programan en base a las propuestas de las personas mayores a las que van destinadas. Corresponsabilidad: entre participantes y profesionales del programa. Flexibilidad: adaptación de las actuaciones y servicios a las necesidades reales. Territorialidad: trabajando en función de las características del territorio y necesidades de población. Apoyo a la intervención intergeneracional: mediante la formulación de propuestas en las que intervienen personas mayores y jóvenes e infancia de las diferentes localidades. Trabajo en red/coordinación: colaboración e intercambio de información y experiencias entre los diferentes programas de envejecimiento activo y saludable. Los servicios más habituales que se ofrecen en nuestro área territorial se centran en el transporte, la podología, la fisioterapia, el préstamo de material ortopédico y la biblioteca ambulante que recorre varios pueblos y cuya labor ha recibido el premio ACLEBIM 2019. Las actividades más habituales que se programan con las personas mayores son: Dinamización de las asociaciones de personas mayores: se programan actividades y se busca financiación para que las asociaciones las lleven a cabo. Talleres de promoción de la salud, ocio y cultura: talleres de memoria, recuerdos, gerontogimnasia, intercambios culturales, teatro, encuentros literarios, conciertos de música, etc. Participación social: colaborando con otras asociaciones interterritoriales, nacionales, etc… Encuentros intergeneracionales: centros de enseñanza, huertos ecológicos, cultura, etc… Recuperación del patrimonio etnográfico y cultural: recuperación de recuerdos, actividades artesanas, canciones, de las personas mayores poniendo en valor su saber hacer, etc… Fomento de una red de voluntariado: creando grupos en los que personas mayores son las que realizan la acción voluntaria con otras personas mayores. Es esta filosofía de participación la que fundamenta el proyecto de amigabilidad con las personas mayores, e incorporarnos a él nos supuso dar un paso adelante en el trabajo que realizamos durante años, haciendo a la personas mayores partícipes y protagonistas de las decisiones que llevan a la programación de las actividades. En Asturias, el Programa Rompiendo Distancias está implantado en 40 concejos de ámbito rural a través de 16 programas en los que participaron el último año un total de 25.200 personas con una financiación de 561.914€. En nuestro territorio, de cinco programas y 12 concejos, el número de participantes es de 5.231, un 30,03% de la población destinataria. La financiación de los cinco programas fue de 177.986€. La iniciativa de adherirse a la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores de estos doce concejos ha animado a que otros cuatro concejos del área hayan solicitado también su adhesión. Desde el Equipo Territorial se han elaborado las solicitudes para la incorporación a la Red. Dos de ellos, Tapia de Casariego y el Franco realizaron la solicitud en 2018 y los otros dos, Villayón y Coaña, lo hicieron en 2019. Los cuatro han empezado a trabajar con la formación de grupos focales a través de las asociaciones de mayores y mediante la difusión y sensibilización del proyecto de amigabilidad entre los servicios municipales, comerciantes, servicios y población en general. En la actualidad está estudiando su adhesión a la Red el Ayuntamiento de Navia y, con él, los 17 ayuntamientos de nuestro área de actuación serían concejos adheridos al proyecto de la OMS que, de manera pionera, se inició a través del programa Rompiendo Distancias, desde el que se impulsó la iniciativa en nuestra zona rural y se está extendiendo al resto de la Comunidad Autónoma convertida en la segunda provincia española con el mayor número de municipios adheridos a esta Red mundial. El enfoque desde el Equipo Territorial de Servicios Sociales para los 17 concejos actualmente se centra en lograr un envejecimiento saludable con la colaboración activa de las personas mayores a partir de la formulación de objetivos, marcados por la ONU en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con los que la OMS se ha comprometido potenciando la promoción de políticas que mejoren el bienestar de las personas mayores, dando más impulso a su continua participación y colaboración social, su aprendizaje y en la toma de decisiones para mejorar su entorno tanto físico como social, fundamentales para que el envejecimiento sea saludable y la vejez deje de ser un concepto peyorativo pasando a ser el motor de la construcción de futuro para todas las generaciones. MAS INFORMACIÓN En nuestro blog y en nuestras redes sociales se pueden seguir las actividades que realizamos en los diferentes concejos y nuestra trayectoria de amigabilidad. Blog: https://romperdistancias.wordpress.com/ Twiter: Sin distancias @romperdistancias Facebook: Romper Distancias Amigable Programa Rompiendo Distancias (Principado de Asturias) Premio ACLEBIM 2019 Febrero, 2020

dilluns, 07 de novembre 2022 12:22

¿Por qué es importante la perspectiva de género en las «Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores»?
08 - 03 - 2019

¿Por qué es importante la perspectiva de género en las «Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores»?

MAITE POZO | COORDINACIÓN «RED DE CIUDADES Y COMUNIDADES AMIGABLES CON LAS PERSONAS MAYORES». IMSERSO El envejecimiento demográfico es una tendencia en todo el mundo, un éxito que responde a una combinación de avances sociales y un reto que es necesario abordar, desde la sociedad en su conjunto y desde las administraciones y las políticas públicas en particular. En este contexto de envejecimiento de la población la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, iniciativa impulsada por el Imserso en España a través de un Acuerdo de colaboración con la OMS. Es una realidad que las mujeres y los hombres envejecemos de manera diferente, que el curso vital, las situaciones que vivimos unas y otros a medida que envejecemos son similares en unos aspectos y muy diferentes en otros, que también existen diferencias en los recursos económicos y sociales de los que disponemos hombres y mujeres, incluso en el uso diferente que hacemos de los servicios y recursos públicos o del espacio público. A continuación algunos ejemplos que ilustran estas diferencias, empezando por la esperanza de vida en nuestro país, una de las más altas del mundo, y que es de 83,3 años (hombres 80,4 y mujeres 86,2) y que supone que viven aproximadamente un 33% más de mujeres mayores de 65 años que hombres mayores de 65 años. No obstante, diversos estudios muestran que aunque las mujeres viven más años, lo hacen en peores condiciones de salud. Respecto a situaciones de soledad, según datos del INE, en uno de cada cuatro hogares en España vive una persona sola y, en un 42% de los casos, se trata de una persona mayor de 65 años, en su mayoría mujeres. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) también advierte que de los casi nueve millones de personas de más de 65 años que viven en España, más de dos millones viven solas, y de ellas el 73% son mujeres. La combinación de género y edad hace más proclives a las mujeres mayores a poder sufrir algún tipo de malos tratos. Entre los factores de riesgo de sufrir situaciones de abuso y maltrato en la vejez destacan ser una persona dependiente, ser mujer y tener pocos recursos. La violencia y maltrato hacia las mujeres mayores es una realidad invisibilizada, por motivos culturales relacionados con los roles de género denuncian situaciones de maltrato en mucha menor medida que las mujeres más jóvenes. Es necesario establecer medidas específicas para detectarla y visibilizarla, empezando por conocer los datos de esta realidad. Las mujeres mayores sufren una doble discriminación, por ser mayor y ser mujer. La discriminación por edad o edadismo la sufren hombres y mujeres, pero también de forma diferente en algunos aspectos ya que los estereotipos asociados al papel que deben jugar las mujeres y los hombres se suman a la edad con una gran carga cultural (sexismo y edadismo). Estos estereotipos tienen consecuencias como una presión real sobre las mujeres para mantener un aspecto joven mayor que en los hombres. En el mundo del cine, por ejemplo, numerosas actrices han denunciado la escasez de papeles para actrices mayores, frente a numerosos papeles para actores mayores. También en los recursos económicos existe una brecha de género en las pensiones. La Secretaría de Estado de la Seguridad Social, cifra la brecha de género de las pensiones públicas en el 35%, aunque el dato positivo es que esta brecha afortunadamente está disminuyendo, la feminización de la pobreza aparece también entre las personas mayores que viven en situación de pobreza, una mayoría son mujeres, por esperanza de vida, pero también porque son las mujeres quienes mayoritariamente subsisten en condiciones precarias con pensiones de viudedad o asistenciales. La iniciativa de la OMS “Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores” tiene como una de sus características principales la participación de las personas mayores, teniendo en cuenta sus necesidades, percepciones, opiniones y propuestas en el proceso de análisis y mejora del municipio en ocho ámbitos que inciden en el día a día de las personas en su lugar de residencia: 1) Espacios al aire libre y edificios, 2) Transporte, 3) Vivienda, 4) Participación Social, 5) Respeto e inclusión social, 6) Trabajo y participación ciudadana, 7) Comunicación e información, 8) Apoyo comunitario y servicios sociales y de salud. Esta participación debe ser diversa y reflejar la diversidad existente entre la población de mayor edad. En esta perspectiva que las personas mayores aportan al proyecto, al análisis y valoración de su municipio en torno a esas ocho áreas de trabajo, es importante visibilizar y tener en cuenta las diferencias en el proceso de envejecimiento entre mujeres y hombres. Se trata de tener en cuenta por igual en el desarrollo del proceso de amigabilidad las necesidades y demandas de mujeres y hombres mayores, similares en unos aspectos y diferentes en otros, para que así las propuestas y actuaciones recogidas en el plan de acción para ser una localidad amigable con las personas mayores den respuesta a las necesidades de todas y todos. Es importante, además, que los indicadores para el seguimiento y evaluación de las actuaciones previstas en el plan de acción, recojan datos desagregados por sexo que permitan conocer el impacto de actuaciones concretas en hombres y mujeres mayores, para que en el caso de que existan diferencias en ese impacto, poder establecer medidas para corregirlas de forma que mujeres y hombres se beneficien por igual de los avances conseguidos en la implantación y desarrollo de esta iniciativa. Por este motivo, la metodología propuesta por la OMS para el proceso de amigabilidad, señala la importancia de la participación equilibrada de hombres y mujeres en el desarrollo del proyecto en general y en los grupos focales en particular. Algunos ayuntamientos miembros de la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores, han dado un paso más introduciendo la perspectiva de género de manera transversal en la fase de diagnóstico, en la elaboración del plan de acción y en los indicadores necesarios para la evaluación del impacto del proyecto en el municipio. Es el caso del Ayuntamiento de Tudela que incorporó la perspectiva de género de manera transversal, en la fase de diagnóstico incluyendo preguntas específicas con esta perspectiva en las ocho áreas de trabajo del proyecto. Incluyendo también un grupo focal específico compuesto por integrantes del Consejo Municipal por la Igualdad de Tudela. Algunos ejemplos de preguntas introducidas en la fase de diagnóstico en las distintas áreas son: Edificios y espacios al aire libre, donde el uso de los espacios públicos o la percepción de la seguridad es diferente en función del género: ¿Cree que debido a diferentes ocupaciones las mujeres y los hombres salen en diferentes momentos del día? ¿Las mujeres salen menos a ciertas horas del día porque se sienten menos seguras? ¿Las mujeres frecuentan menos ciertas áreas de la ciudad, calles, parques, etc. por motivos de seguridad? Vivienda, las mujeres mayores sufren con más intensidad los problemas relativos a la vivienda: ¿Considera que disponer de ingresos menores, alcanzar edades más avanzadas y vivir en soledad agravan los problemas relativos a permanecer en la vivienda habitual? Transporte, el patrón de movilidad de mujeres y hombres suele ser diferente por distintos motivos (horarios, mayor dedicación a tareas de cuidados, disponibilidad de vehículo propio o de carnet de conducir, etc…). Por ejemplo, las mujeres mayores conducen en menor proporción que los hombres porque no disponen de carnet o vehículo propio: ¿Considera que las mujeres mayores dependen más del transporte público que los hombres? Respeto e inclusión social, la soledad y los bajos ingresos afectan a la inclusión social en mayor medida a las mujeres mayores: ¿Considera que las mujeres mayores, entre las que es más frecuente vivir con ingresos más bajos, tienen más posibilidades de sufrir problemas de exclusión? ¿La soledad, más frecuente entre mujeres mayores, tiene que ver con las oportunidades de establecer relaciones sociales? Participación social, las mujeres son más participativas socialmente, de esta manera se procuran una vida social, ya que a menudo disponen de menos oportunidades de desarrollar una vida social enriquecedora: ¿Se disfruta el tiempo libre de forma diferente por razón de género entre las personas mayores? ¿Considera que superar la edad de jubilación afecta de diferente manera a hombre y mujeres? Comunicación e información, las mujeres mayores sufren con más intensidad los efectos de la brecha digital: ¿Considera que debido a que la mujer se ha dedicado al trabajo en el hogar y no ha desarrollado una carrera laboral se encuentra con mayores limitaciones en el uso de las nuevas tecnologías? ¿Percibe diferencias en la imagen que ofrecen los medios de comunicación de los hombres y de las mujeres mayores? Participación ciudadana y voluntariado, la implicación de las mujeres mayores en acciones de voluntariado es mayor que la de los hombres: ¿Cree que esto es debido a que han tenido una menor presencia en el mundo del trabajo y es una forma de tener mayor presencia social? ¿Considera que las mujeres tienen una mayor iniciativa a la hora de ayudar a otras personas? Servicios sociales y de salud, las mujeres viven más años pero en peores condiciones de salud y reciben más cuidados de los servicios públicos, también por ser más vulnerables a situaciones de exclusión ¿Se es consciente de esta realidad? En el ámbito de los cuidados, el género diferencia el papel jugado por hombres y mujeres en los cuidados informales desarrollados por el entorno familiar, siendo mayoritariamente las mujeres las encargadas de estos cuidados: En su familia y entorno próximo ¿son las mujeres las que cuidan de otras personas? ¿Qué tiempo le dedican al cuidado de una persona dependiente? Se trata de preguntas a modo de ejemplo extraídas de la experiencia de un municipio concreto, pero tener en cuenta la perspectiva de género desde la fase de diagnóstico incidirá positivamente en las acciones y medidas propuestas y en el diseño del plan de acción, así como en los indicadores previstos para el seguimiento de las acciones y la evaluación del impacto del proyecto en el municipio. En el caso concreto de Tudela, dio lugar, entre otras, a acciones como incorporar acciones específicas sobre personas mayores en la programación municipal del Servicio de Igualdad, realizar campañas de sensibilización sobre la prevención y detección de malos tratos contra las personas mayores y específicamente contra las mujeres mayores o crear un ciclo de formación anual para responsables de asociaciones de personas mayores, juntas directivas, etc. En definitiva, tener en cuenta la perspectiva de género en el diseño, puesta en marcha y desarrollo del proyecto tendrá un efecto positivo al ofrecer una respuesta más adecuada y adaptada a las personas mayores de una localidad, de forma que los efectos positivos de las acciones emprendidas beneficien por igual a hombres y mujeres, contribuyendo así a avanzar en la igualdad entre mujeres y hombres de todas las edades. En el siguiente enlace se puede consultar la presentación en el II Encuentro de Ayuntamientos de la Red de Ciudades y Comunidades Amigables en España: “La perspectiva de género en el proyecto Tudela Ciudad Amigable con las Personas Mayores” (820 Kb.)

dilluns, 07 de novembre 2022 12:26

15 - 03 - 2018

Ceuta Ciudad Amigable con las Personas Mayores

Categorías: Videos

Vídeo de presentación de «Ceuta Ciudad Amigable con las Personas Mayores». La Oficina Técnica de Accesibilidad de la Consejería de Fomento lidera el proyecto, en colaboración con la Consejería de Sanidad, Servicios Sociales, Menores e Igualdad. El 1 de marzo de 2018 se presentó el vídeo en la Jornada informativa sobre ‘Ceuta, ciudad amigable con sus mayores’.

dimecres, 08 de març 2023 09:20

Longevidad, comportamiento y productos de apoyo para la autonomía y la participación
08 - 03 - 2018

Longevidad, comportamiento y productos de apoyo para la autonomía y la participación

LUCÍA PÉREZ-CASTILLA | PSICÓLOGA DEL CEAPAT. IMSERSO El envejecimiento es un fenómeno, tanto poblacional como individual, siendo la psicología una de las disciplinas que contribuyen a su estudio. Desde esta perspectiva, los días 1 y 2 de marzo se ha llevado a cabo el Simposio Internacional “Longevidad y comportamiento: ¿Es el comportamiento un factor interviniente en la longevidad”, al que hemos tenido la oportunidad de asistir El Simposio, organizado por la Academia de Psicología de España y la Fundación Ramón Areces, con la colaboración de la Fundación General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, abordó cuestiones relacionadas con la influencia de diversas variables psicológicas en el proceso de envejecimiento. Este artículo tiene como finalidad compartir algunos de los interesantes contenidos y hallazgos de investigaciones presentados en el simposio, así como exponer los principales interrogantes y reflexiones que este Simposio nos ha suscitado. Algunos de ellos están vinculados a la accesibilidad y uso de productos de apoyo, temáticas centrales del Ceapat-Imserso y del trabajo que realizamos en nuestro día a día para promover la autonomía y participación de las personas mayores y mejorar la amigabilidad de las ciudades y comunidades. El punto de partida que podríamos plantearnos es ¿Puede el comportamiento afectar a la longevidad? La Directora del Simposio Rocío Fernández-Ballesteros destacó como hazaña más extraordinaria de la humanidad haber doblado durante el último siglo la esperanza de vida y además traspasar en treinta años la edad fértil, hecho que no se ha dado en ninguna otra especie. La psicología comienza a prestar atención al fenómeno del envejecimiento avanzado el siglo XX. Actualmente, dada la evidencia acumulada en múltiples estudios, se puede afirmar que el envejecimiento depende en parte de la genética, pero en gran medida de factores ambientales y del comportamiento. Así lo ponen de relieve diversas investigaciones llevadas a cabo en Dinamarca, Estados Unidos, Australia y España, expuestas por los ponentes. Entre los temas abordados y su influencia en la longevidad se encuentran los estilos de vida, los factores intelectuales, el optimismo o afecto positivo, los factores de personalidad, las relaciones sociales y los estereotipos culturales. De forma muy sintética, podemos destacar algunas ideas en relación a estos temas: En estudios realizados en Dinamarca sobre familias longevas se ha encontrado que el comportamiento puede hacer variar hasta 15 años la esperanza de vida; En el cuidado de la salud, si bien la atención médica es importante, es fundamental la prevención personal, que está muy ligada al comportamiento; El optimismo y el afecto positivo favorece ciertas funciones físicas que optimizan el sistema inmune y cardiovascular; Las relaciones sociales ejercen una gran influencia en la salud, habiéndose constatado que no disponer de una red social aumenta el desarrollo de enfermedades comunes o el riesgo de enfermedades cardiovasculares, así como disminuye el funcionamiento físico y cognitivo; Los estereotipos negativos sobre la vejez influyen en los comportamientos de las personas mayores y de los demás hacia ellos; Los factores de personalidad predicen comportamientos saludables, y estos se relacionan con longevidad; Entre los factores de personalidad que correlacionan favorablemente con salud y longevidad se encuentran la extroversión, la amabilidad, la responsabilidad o conciencia sobre la propia salud, la estabilidad emocional y la apertura intelectual o interés en el aprendizaje y nuevas experiencias. Sabiendo que el envejecimiento va asociado a cambios en funciones físicas, sensoriales y cognitivas y, con frecuencia, a la experiencia de limitación en la realización de actividades (relacionadas con la movilidad, el autocuidado, la comunicación, etc), acercándonos al trabajo que realizamos desde el Ceapat, podríamos preguntarnos: ¿qué influencia tiene el uso de productos de apoyo en el envejecimiento y en la longevidad? Para contestar esta pregunta podemos comenzar recordando que los productos o tecnología de apoyo son considerados por la OMS como elementos facilitadores de la participación de las personas en sus entornos, junto con otros factores como los servicios, sistemas y políticas o los apoyos y relaciones. Como subraya la Estrategia global y plan de acción sobre envejecimiento y salud (2016-2020) los entornos amigables con las personas mayores promueven la salud, eliminan barreras y proporcionan apoyo a las personas que experimentan pérdida de capacidad. De este modo, una de las acciones clave es la promoción de la autonomía, donde los productos de apoyo adquieren un papel crucial. El término productos o tecnología de apoyo engloba un conjunto muy variado de soluciones para favorecer la autonomía de las personas en la realización de actividades. Para conocer muchas de estas opciones puede ser útil la consulta de los documentos “Haciendo la vida más fácil” y “Lista de ayudas técnicas prioritarias” en cuya elaboración hemos participado desde el Ceapat. El objetivo de “Haciendo la vida más fácil” (756 Kb.) es acercar a las personas la tecnología accesible que ayude a mejorar su vida y su autonomía. Comunicarse, cocinar, leer, tomar la medicación, asearse, oir o desplazarse son actividades esenciales para la vida diaria que no siempre resultan sencillas, sobre todo a medida que envejecemos. En este documento se puede encontrar una recopilación de algunos productos de apoyo que pueden hacernos la vida más fácil, con foco especial en aquellos más demandados por las personas mayores. Sin duda, el uso de determinados productos de apoyo posibilita la participación en diversos ámbitos y facilita el establecimiento y mantenimiento de relaciones sociales. De este modo, teniendo en cuenta que las relaciones sociales ejercen una gran influencia sobre la salud y el envejecimiento, el uso de productos de apoyo puede convertirse en un aliado del envejecimiento y la longevidad. La “Lista de ayudas técnicas prioritarias” publicada por la OMS muestra una selección de 50 productos de apoyo, basada en el grado en que se necesitan y en los beneficios que reportan a sus usuarios. Este trabajo es el resultado de un proceso en el cual fueron consultados expertos, profesionales, usuarios y familiares. La OMS calcula que más de mil millones de personas en el mundo necesitan uno o más productos de apoyo. A medida que envejecemos, también en el caso de las personas con discapacidad, vamos perdiendo autonomía en diversas áreas vitales y aumenta proporcionalmente nuestra necesidad de utilizar estos productos. Como consecuencia del envejecimiento progresivo de la población mundial y del aumento de la prevalencia de las enfermedades no transmisibles se prevé que, en 2050, más de dos mil millones de personas necesitarán productos de apoyo. Como subraya este documento es incuestionable que las tecnologías de apoyo mejoran la salud y bienestar de sus usuarios. Sin embargo, se estima que a nivel mundial sólo el 10% de las personas que los necesitan disponen de ellos. Entre los factores que se identifican como barreras en el uso de dichos productos se encuentran la escasa disponibilidad de los mismos, los costos elevados, la financiación insuficiente en muchos lugares, la falta generalizada de información y la escasez de profesionales especializados para el asesoramiento. En nuestro contexto, varios de estos factores han sido analizados en el documento “Claves para el asesoramiento en tecnología de apoyo” (2150 Kb.), del que a continuación presentamos parte de su contenido. De las 10 claves analizadas, destacamos aquí tres de los aspectos esenciales que influyen en el acceso y uso de tecnología de apoyo: la información, las necesidades, expectativas y objetivos de la persona y las relaciones y actitudes. En este punto, podríamos formular otra pregunta: ¿qué variables psicológicas influyen en el uso de productos de apoyo? El uso de tecnología de apoyo es, en definitiva, un comportamiento. En este sentido podemos entender que, junto con otros factores sociales y del entorno, diversas variables psicológicas inciden en el uso de tecnología de apoyo. La información sobre tecnología de apoyo resulta fundamental, ya que en muchos casos el desconocimiento de la existencia de un producto impide que la persona pueda beneficiarse de las ventajas que este podría aportar. La existencia de sistemas de información accesibles y actualizados es crucial, pero también lo es la iniciativa de la persona en la búsqueda de información. Al hilo de las exposiciones del reciente simposio recordemos las diferencias en personalidad que pueden darse entre individuos en factores como responsabilidad o conciencia sobre la propia salud y apertura intelectual o interés en el aprendizaje y nuevas experiencias. Las necesidades, expectativas y objetivos de la persona constituyen otra de las piezas imprescindibles al abordar el uso de productos o tecnología de apoyo. Qué importancia otorga una persona a su autonomía depende de muchos factores entre los que destacan la edad, la personalidad, su trayectoria vital previa y sus necesidades. Las necesidades que siente una persona responden a la valoración que hace sobre la situación que vive y sus limitaciones para la realización de actividades, la previsión de una situación potencialmente mejor en cuanto al nivel de autonomía y la consideración de que es posible emprender determinadas acciones para llegar a esa situación esperada. Las relaciones sociales con el círculo más cercano (familiares o amigos) así como sus actitudes resultan asimismo muy relevantes. Dichas actitudes pueden ser favorables en cuanto que promueven y fomentan la independencia y animan a la persona en la búsqueda de soluciones a través de productos de apoyo o, por el contrario, pueden convertirse en una barrera para la autonomía y participación de la persona. De forma más global, cabría reflexionar sobre la influencia de los estereotipos sociales. A veces cómo se siente la persona que tiene limitaciones para la realización de determinadas actividades no sólo está relacionado con factores individuales o con la actitud de familiares o amigos, sino también con los estereotipos, ideas e imágenes que la sociedad maneja sobre la discapacidad, el envejecimiento o el uso de productos de apoyo. Por este motivo, es fundamental el reconocimiento de la tecnología de apoyo en nuestra sociedad como un elemento que facilita la participación de las personas en diferentes áreas de la vida. Este proceso se retroalimenta, ya que en la medida en que en un entorno se hace habitual el uso de tecnología de apoyo y los usuarios adquieren mayor visibilidad, las actitudes de la sociedad hacia la tecnología de apoyo se hacen más favorables. De este modo, el usuario de tecnología de apoyo se convierte en promotor de cambios en la sociedad y la sociedad a partir de estos cambios ejerce una influencia más positiva hacia el uso de productos de apoyo. En definitiva, si sabemos aprovechar nuestras oportunidades, todos desde nuestros diversos roles, con responsabilidades dentro de un ayuntamiento, o como profesionales, familiares o usuarios, podemos introducir cambios favorables en nuestros conocimientos, actitudes y comportamientos relacionados con el uso de tecnología de apoyo. Esperamos que este breve artículo contribuya en cierta medida a este objetivo. Lucía Pérez-Castilla es psicóloga del CEAPAT – lpcastillaa@imserso.es

dilluns, 07 de novembre 2022 12:30

— 6 articles per pàgina
S'estan mostrant 1 - 6 de 10 resultats.

Etiquetas

dijous, 17 de novembre 2022 13:10

Carregant...
Carregant...

Carregant...

Visítanos

Entradas recientes

dilluns, 19 de setembre 2022 16:36

Servicios