Últimos artículos
Listado de artículos
Monday, 21 November 2022 10:45
Content with tag
futuro
Remove
.
Emergencias climáticas, personas mayores y entornos amigables
Categorías: Artículos
Etiquetas: ciudades amigables , personas mayores , medio ambiente , entornos amigables , amigabilidad , década envejecimiento saludable , futuro
Maite Pozo. Coordinadora de la Red de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores Estas últimas semanas, en España hemos comprobado con dolor y hasta cierta incredulidad las consecuencias de fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático. La DANA con las lluvias torrenciales que han provocado gravísimas inundaciones en varias Comunidades Autónomas, y en Valencia especialmente donde se han llevado la peor parte, además de inmensos destrozos materiales, ha dejado muchas personas fallecidas y muchas otras en situaciones muy difíciles hasta que las zonas más afectadas vayan recuperándose. La semana pasada conocíamos que casi la mitad de las personas fallecidas por la DANA tenía 70 años o más, y el 7% tenía 90 años o más, aunque las personas nonagenarias constituyen solo el 1% de la población. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el plan de desarrollo de la Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030, incluye como una de las prioridades mejorar los entornos físicos y sociales en los que vivimos para adaptarlos a las necesidades y demandas de las personas mayores, avanzar hacia pueblos y ciudades amigables con las personas mayores que no excluyan ni discriminen a las personas a medida que envejecen. En este plan y en el contexto del trabajo para la creación de entornos amigables, la OMS señala que “Las ciudades y comunidades amigables con las personas mayores deben tener planes integrales e inclusivos para la preparación, mitigación y adaptación al cambio climático”. Y llama la atención sobre las personas mayores en las emergencias humanitarias y los entornos frágiles, y reclama la necesidad de incluir a las personas mayores en la preparación frente a las emergencias, así como en la respuesta y la recuperación posterior: “Las personas mayores sufren especialmente las consecuencias de las situaciones de emergencia. Por ejemplo, el 75% de las personas que murieron por causa del huracán Katrina en 2005 eran mayores de 60 años; en la crisis de Sudán del Sur, en 2012, la tasa de mortalidad declarada entre las personas mayores de 50 años fue cuatro veces mayor que entre las personas de edades comprendidas entre los 5 y los 49 años; asimismo, el 56% de las personas que murieron en el terremoto del Japón de 2011 eran mayores de 65 años. A pesar de estas estadísticas, las necesidades y vulnerabilidades de las personas mayores en las emergencias a menudo quedan sin atender, sus voces muchas veces no se escuchan y sus conocimientos y contribuciones no se toman en consideración. Deficiencias y afecciones crónicas que en circunstancias normales no interfieren en las actividades cotidianas pueden incapacitar a las personas mayores para obtener alimentos o recibir mensajes que les permitan huir del peligro. Las personas con movilidad reducida a menudo se quedan atrás. Por último, las actitudes edadistas aumentan la exclusión, la pérdida de control sobre los recursos, incluidas las oportunidades de subsistencia, y el maltrato a las personas mayores. Una de las tareas que deberá llevarse a cabo a lo largo de la próxima década será incluir a las personas mayores en la preparación frente a las emergencias, así como en la respuesta y la recuperación posterior, contribuir a fomentar su resiliencia y aprovechar sus fortalezas y potencialidades.” Son, por lo tanto, necesarias políticas medioambientales que contribuyan a frenar el cambio climático y paliar sus consecuencias, pero también son imprescindibles políticas de adaptación de los entornos, de nuestros pueblos y ciudades, y de los protocolos de actuación y de respuesta a las consecuencias del cambio climático y ante situaciones de emergencia que puedan darse: olas de calor prolongadas, escasez de agua cada vez en más zonas, o fenómenos meteorológicos como la DANA, cuya frecuencia, tal y como indica la evidencia científica, va en aumento. Y esta adaptación de los entornos y de los protocolos de actuación debe tener en cuenta y escuchar las necesidades y circunstancias de la población de mayor edad, para que estas necesidades no sean ignoradas e invisibilizadas. Y para esto es necesario también combatir el negacionismo del cambio climático, porque quienes lo niegan y rechazan cualquier política medioambiental dirigida a frenar el cambio climático, difícilmente van a planificar y aprobar políticas dirigidas a adaptar los entornos, prever y paliar los efectos en catástrofes como la DANA, o adecuar los protocolos de respuesta a esta nueva realidad que cada vez va a ser más frecuente. Conexiones entre el cambio climático, el envejecimiento saludable y las personas mayores La OMS, consciente de que “Un envejecimiento saludable y una longevidad saludable para la mayoría de las personas, ahora y en el futuro, no serán posibles en un planeta no saludable”, publicó en 2022 el Informe “La Década del Envejecimiento Saludable en un mundo de cambio climático”. con el objetivo de concienciar sobre ello y orientar con propuestas y recomendaciones. En este documento, la OMS ofrece una serie de mensajes para “establecer conexiones entre el cambio climático, el envejecimiento saludable y las personas mayores”: El cambio climático y el rápido envejecimiento de la población se están produciendo simultáneamente. Sus efectos combinados en la salud y el bienestar de las personas mayores —las de ahora y las del futuro— se tendrán que conocer mucho mejor y tendrán que ser abordadas con urgencia por las personas que elaboran políticas y planifican actuaciones en todo el mundo. Las personas mayores han sido desatendidas en los estudios sobre el cambio climático, y esto debe corregirse en el contexto de rápido envejecimiento de la población en todo el mundo. Las personas mayores también son agentes de cambio en las actuaciones para combatir el cambio climático y de las transformaciones sociales necesarias para adaptarse, mitigar y construir resiliencia a los diferentes escenarios de cambio climático. Aunque las personas mayores son un grupo muy diverso, muchas se ven afectadas de manera desproporcionada por el cambio climático debido a su mayor susceptibilidad fisiológica, a afecciones de salud preexistentes, discapacidad y vulnerabilidad social, particularmente cuando viven solas o en zonas urbanas pobres y tienen menos capacidad para responder. Las personas mayores deben ser protegidas frente a las amenazas relacionadas con el clima. Ese aspecto debe estar presente en las políticas multisectoriales y las actuaciones programáticas de las ciudades y las comunidades y en todos los sistemas, de modo que los entornos sean más ecológicos, disminuya la contaminación del aire, las viviendas y los servicios de salud estén adaptados, los sistemas alimentarios sean más sostenibles para que las dietas sean más saludables y se promueva la salud en favor del bienestar. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y las Conferencias de las Partes en la Convención (COP) son oportunidades para considerar el envejecimiento saludable a lo largo del curso de la vida en las comunidades más afectadas por el cambio climático. La Década ofrece nuevas oportunidades para la aplicación de medidas de colaboración y multipartitas a nivel comunitario, nacional y mundial, pues hace del envejecimiento saludable un pilar de los planes para la resiliencia climática. Los próximos 10 años serán críticos para las agendas tanto del cambio climático como del envejecimiento saludable. Las partes interesadas de ambas agendas deben comprender las interconexiones y encontrar formas de amplificarlas y reforzarlas mutuamente en beneficio de las personas que ahora se encuentran en la segunda mitad de sus vidas, para las generaciones futuras, y para el planeta Tierra, nuestro hogar. Los pueblos y ciudades amigables con las personas mayores pueden contribuir Por todo ello, animamos a los pueblos y ciudades amigables con las personas mayores a incorporar la perspectiva del cambio climático y las posibles situaciones de emergencia en sus procesos de amigabilidad. Escuchando a las personas mayores, sus preocupaciones, necesidades y propuestas. Ya existen ciudades que lo están haciendo, por ejemplo, el plan de acción de Washington DC como ciudad amigable incluye un área de trabajo sobre “Preparación y resiliencia ante emergencias” con el objetivo de lograr “Una ciudad que garantiza la preparación, la seguridad inmediata y la resiliencia de todos sus habitantes, durante y después de una emergencia”. Sin olvidar la necesidad de continuar con la sensibilización y concienciación en materia de sostenibilidad medioambiental y cuidado del planeta, ámbito en el que las personas mayores, a pesar de ser a menudo menos visibles, tienen mucho que aportar. La acción climática y el cuidado del Planeta no tiene límite de edad, no existe brecha entre generaciones en la preocupación por el cambio climático. La gente joven ve amenazado su futuro, y las personas mayores se encuentran entre los grupos que tienen mayor riesgo de sufrir sus efectos, y también les preocupa el impacto en las generaciones futuras. Seguimos trabajando por unos entornos amigables e inclusivos que no discriminen a las personas a medida que envejecen y favorezcan un envejecimiento saludable, y para conseguirlo es necesario trabajar también por un planeta saludable y sostenible. Fuentes: Plan de desarrollo de la Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030 La Década del Envejecimiento Saludable en un mundo de cambio climático Plan de acción de Washington DC Personas mayores comprometidas con el medioambiente
Monday, 18 November 2024 12:49
Ciudades Amigables: la perspectiva de las personas mayores y su participación
Categorías: Red de Ciudades Amigables
Etiquetas: personas mayores , futuro , organizaciones , reto
PACA TRICIO | PRESIDENTA DE LA Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) ¿Por qué las personas mayores debemos implicarnos en este proyecto? Porque se dirige a todos los ayuntamientos interesados en promover el envejecimiento activo y saludable, mejorando sus entornos y servicios. ¿Y qué ayuntamiento no está interesado en ello? Sabemos que el porcentaje de personas mayores crece año a año en todo el mundo, con diferente ritmo, pero de forma constante. Hemos oído en numerosas ocasiones estas cifras y las proyecciones cuantitativas que se anuncian para el futuro. Actualmente en nuestro país, las personas mayores de 65 años somos más de 9 millones, lo que supone el 19,1% de la población. Para 2050 seremos más del 32%. Es por tanto, evidente, la necesidad de disponer de entornos y servicios diseñados y mejorados para optimizar la calidad de vida de todas las personas y, especialmente, de las personas mayores. Porque este proyecto pretende incorporar la perspectiva del envejecimiento poblacional en la planificación de todas las áreas de actuación municipal. No se trata tanto de «hacer» como de «pensar» en otra clave, y desde ese pensamiento, diseñar y planificar en todos los ámbitos municipales. Al igual que ocurre con la accesibilidad, planificar y diseñar los entornos y servicios desde la perspectiva de las necesidades de las personas mayores redundará en beneficio de toda la población, no sólo de los mayores. Porque este proyecto ofrece una metodología innovadora de investigación y acción que incluye la participación activa de las personas mayores, teniendo en cuenta sus necesidades, percepciones y opiniones a lo largo de todo el proceso. No se trata de «hacer para» si no de «hacer con» ¿Qué pensamos las personas mayores sobre lo que es una ciudad o comunidad amigable con nosotras? Destacamos el término «amigable», porque la amistad es quizás la forma de amor más profunda e incondicional que existe. Ser «amigable» con el envejecimiento significa ser empático, hasta «cómplice» con nuestra realidad, nuestras debilidades y también nuestras potencialidades. Definir una ciudad como «amiga» de las personas mayores dice mucho y muy bueno: significa que en nuestro entorno, para los demás con quienes compartimos espacios comunes, somos amigos y amigas, por lo tanto no sólo recibimos… también damos, aportamos, construimos… y somos valorados. Si son «amigables», las políticas, los servicios y las estructuras relacionadas con el entorno físico y social de la ciudad se diseñan y reorganizan para apoyar y permitir a las personas mayores un envejecimiento activo; es decir, vivir de manera digna, disfrutar de una buena salud y continuar participando en la sociedad de manera plena y valorada. En definitiva, una ciudad amigable con las personas mayores: Nos reconoce nuestra diversidad, sin caer en tópicos ni homogeneizaciones. Promueve nuestra inclusión y alienta nuestra participación activa en todas las áreas de la vida de la comunidad. Respeta nuestras decisiones y opciones de forma de vida. Anticipa y responde de manera flexible a las necesidades y a las preferencias relacionadas con esta «etapa» de la vida, que es el envejecimiento. Un reto de futuro Una de las cuestiones en las que desde UDP más intentamos insistir es que en nuestros entornos sociales las personas mayores NO SOMOS ISLAS, no vivimos alejados de los demás, no vivimos en barrios ni espacios diferentes. Por el contrario, compartimos con todos y todas nuestro ámbito de vida y, con ello, muchas necesidades. También padecemos junto al resto de la población los problemas… a la vez que queremos participar con los demás en la búsqueda de soluciones a los mismos. Si nos detenemos a pensar, son más los ámbitos que compartimos con los demás que los que nos son más exclusivos o específicos. Pensemos en el urbanismo, la sanidad, la convivencia social, la información, la cultura, el ocio, etc. Por ello no queremos ser tratados ni como seres pasivos o meramente receptivos, ni como colectivo «especializado». Estamos habituados a dividir y segmentar (diríamos especializar) a la sociedad: infancia, juventud, mujer… Pero, aunque entendemos la «utilidad» funcional de estos términos, apostamos por la integración, por una dimensión global, integradora y no disgregadora. En nuestra sociedad, en nuestros núcleos de convivencia social, somos vasos comunicantes, no jarrones aislados. Llegar a ser una ciudad o comunidad amigable con las personas mayores supone un reto de futuro, que implica una gran transformación social, no sólo de espacios y servicios, si no también de perspectiva, de mentalidad. Diseñar espacios y servicios amigables supone un concepto innovador de la convivencia social que tiene que ver con el carácter integrador, no disgregador: se trata de pasar de una sociedad competitiva a una sociedad colaborativa. Porque colaborar significa poner siempre como meta el bien común. Plantear -diseñar- entornos y servicios basados en el bien común significa contar con las necesidades de todos y todas… también con las de las personas mayores. Para estas puede ser un ejercicio de demanda de derechos pero también de asunción de responsabilidades. Una oportunidad de tomar la iniciativa, ofreciendo colaboración y cooperación, y haciendo de transmisores de las demandas y propuestas de los mayores en un municipio o comunidad. Ser ciudades y comunidades amigables es un reto de futuro. Ello supone afrontar los problemas y deficiencias presentes desde una perspectiva a largo plazo, de diseño de escenarios de futuro. Vivimos unos momentos de evolución social muy rápida. La actual crisis a la que nos estamos enfrentando ha puesto sobre la mesa la caducidad de modelos que hasta ahora primaban, y que tenemos que ir cambiando, teniendo en cuenta factores nuevos y determinantes: cambios demográficos, tecnológicos, económicos, energéticos y climáticos. Ello supone un ejercicio de responsabilidad y generosidad de todos: ciudadanos, empresas y administraciones. Iniciar -y culminar en un futuro de forma exitosa- esta “transición” de modelos implica traspasar los límites temporales de nosotros mismos y pensar en las siguientes generaciones, para las que quedará lo que ahora hagamos. Y es en este punto donde las personas mayores podemos colaborar y hacer un valioso aporte que, de hecho, ya estamos haciendo, con solidaridad intergeneracional. Pensar, pues, y actuar con la perspectiva puesta en nuestros hijos e hijas, en nuestros nietos y nietas. Implicación de las organizaciones de mayores en la difusión del proyecto Es muy importante la implicación de las organizaciones de mayores, especialmente de ámbito local y regional, dando a conocer este proyecto en nuestro territorio, a nuestros ayuntamientos, instándoles a participar y adherirse a la Red para llevar a cabo el Proyecto de la OMS en nuestro municipio. Y en los municipios que ya se han adherido a la Red y van a desarrollar el proyecto, las organizaciones de mayores podemos y debemos fomentar y facilitar la participación de personas mayores en los Grupos Focales, grupos de consulta y debate para conocer la opinión, demandas y propuestas de la población mayor de ese municipio y hacer un seguimiento del desarrollo del proyecto. Somos conscientes de que la participación activa de las asociaciones en el proyecto de la OMS es importante y valiosa. https://www.mayoresudp.org/
Thursday, 10 November 2022 13:52
Etiquetas
Thursday, 17 November 2022 13:10
- amigabilidad
- ayuntamientos
- buen trato
- buenas prácticas
- ciudad amigable
- ciudades amigables
- colaboración
- edadismo
- entornos amigables
- envejecimiento
- envejecimiento activo
- envejecimiento saludable
- imserso
- participación
- personas mayores
- relaciones intergeneracionales
- respeto e inclusión
- sensibilización
- soledad no deseada
- tecnología
Visítanos
Entradas recientes
Monday, 19 September 2022 16:36